Dios, la fe y los neutrinos
Esto de la fe, no es un concepto nuevo, ni para los cristianos, ni para los científicos. Los evolucionistas han dado muestras durante siglos de poseer su propia dosis de fe. Siendo que la fe es la certeza de lo que se cree y no se ve, los científicos y hasta los evolucionistas, han dado muestra de poseer su buena dosis de ella.
Tomemos como ejemplo el postulado de los neutrinos. En 1930 Wolfgang Pauli, postuló la existencia de una partícula sub atómica que ha eludido a los físicos desde entonces. El neutrino es tan pequeño que se filtra a través de todas las barreras físicas incluyendo los detectores de partículas de los físicos. De hecho, es aún más pequeño que el electrón y puede cruzar la tierra sin siquiera rozar alguna otra partícula.
Los neutrinos no componen átomos, ni tienen propiedades químicas. Se les considera partículas de materia eléctricamente neutrales. Su masa es menos de una millonésima parte de la masa de un electrón. Y además, pueden cambiar su forma, es decir pasan por una metamorfosis: se conocen en tres variedades o “sabores “. No se pero, yo también conozco un Dios, que tiene tres formas, o metamorfosis; tres estados, variedades o sabores, y también pasa por el universo sin ser detectado.
Por más de 80 años, estas partículas han mantenido atónitos a los físicos. Hoy por hoy se debate si los neutrinos constituyen su propia antimateria y porque pueden cambiar tan rápidamente entre sí sus variedades. A pesar de muchos experimentos ningún físico, ningún científico ha podido aislar ni medir la a masa del neutrino. Los evolucionistas pretenden demostrar ( aunque sabemos que esto no se podrá hacer científicamente) que los neutrinos explican el origen de la vida y del universo. Para probar su existencia sólo pueden buscar su influencia a grandes escalas en el universo.
De la misma manera nosotros, los científicos creacionistas, vemos en la sugerencia, la propuesta teórica, la hipótesis de que dichas partículas subatómicas pueden existir una razón más para creer en nuestro Dios. Pues así como los ateos evolucionistas pueden creer en una partícula que no ha sido medida, ni vista, ni palpada, no puede ser olida, pero creen en ella porque ” pueden ver su influencia a gran escala en el universo”; de esa misma manera nosotros creemos en un Dios , que no puede ser medido por aparato alguno, pero vemos su influencia en el espacio que estudiamos, en los planetas que descubrimos, en cada hoja movida por el viento: en todo ello vemos, sentimos y medimos al creador del universo, de nuestra tierra y del hombre.
Nadie jamás ha visto un átomo, un electrón, ni un protón, ni un neutrino. Sólo han podido medir su efecto y creer en ellos. La misma ciencia establece que al ver el efecto es válido, razonable, inteligente creer que existe una partícula invisible. No es menos inteligente, menos válido, menos inteligente, ni menos razonable creer en Dios, si también nosotros vemos su efecto y su influencia en nuestro mundo, en nuestros corazones y en nuestras vidas. No hay diferencia en la fe que investiga el mundo subatómico y la fe que busca probar la existencia de un creador.
Dr. Luis Ariel Ortiz M.D.