El Copo Ateo de la Educación
Recientemente tuve una conversación con mi hijo, que acaba de entrar a la universidad.
Ya lo había preparado para enfrentarse a la educación atea y sabe como defender su fe.
Pero cuando le propuse que cuestionara la mentira evolucionista me dijo” Papi, no puedo hacer eso.
Una compañera de clase hizo eso el año pasado con esta maestra lesbiana y atea
y la colgó en la materia.”
Y así es. Los ateos evolucionistas no permiten que se expresen posiciones contrarias no solo a sus estudiantes,
sino que controlan a que maestros de ciencias se contratan en dichas Universidades. Si no apoyas su agenda atea,
no entraras a ser docente de esa institución.
No solo a ese nivel: desde el 3er grado se les enseña a los niños que el hombre
se creó así mismo sin ninguna base científica y se le llama a eso ”clase de ciencias”.
Nos debemos preguntar: ¿Cómo y cuándo los ateos evolucionistas consiguieron copar
la enseñanza atea de la evolución en nuestro sistema escolar?
Estos cambios comenzaron con Thomas Huxley. Huxley vivió de 1825- 1895.
Fue el presidente del llamado “Club X”. Fue también el mayor propagante
de las ideas de Charles Darwin, y con frecuencia este se refería a él como su “Bulldog”.
El club x era una sociedad secreta de Londres que trabajaba para propagar las filosofías
Evolucionistas y a la vez suprimir cualquier dato o idea científica contraria. Era muy poderosa,
pues cualquier trabajo debía pasar primero por las manos de este grupo de 9 personas antes de ser considerado
para exponerse frente a la Sociedad Real de Londres.
Liderados por Huxley, estos miembros hacían contactos y tuvieron mucha influencia en la Sociedad Científica inglesa.
Darwin publicó su Origen de las especies en 1860 y solo 7 meses después se llevo a cabo el llamado “debate de Oxford”
El debate tuvo poco que ver con los hechos y hallazgos científicos. El debate fue una guerra de dos personalidades célebres, y los evolucionistas salieron ganando mediante el ridículo, sin presentar ninguna evidencia científica, la que hasta el presente, no poseen.
En 1925, el juicio de Scopes seguiría el mismo ejemplo.
Samuel Wilberforce, obispo anglicano de la Universidad de Oxford, estaba programado para hablar esa tarde en defensa del creacionismo. * Huxley había dictado conferencias en nombre de evolución en muchas ciudades inglesas y no planeaba asistir esa noche. Pero * Chambers, un asesor espiritual de Huxley, fue presionado para encontrarlo y decirle que debía asistir.
Wilberforce entregó un ataque vigoroso contra la evolución durante media hora ante un público lleno de 700 personas. Su presentación fue excepcional, y la audiencia estaba al parecer a su favor. Pero entonces Wilberforce se volvió y preguntó retóricamente a Huxley una pregunta humorística: si era a través de su abuelo o su abuela que Huxley afirmaba su descendencia de un simio.
Huxley era muy perspicaz y, en cuestión del obispo, abrochó la rodilla de la persona sentada junto a él y dijo: “Se ha entregado en mis manos!”
Huxley se levantó y trabajó la audiencia hasta un clímax y entonces declaró que no se sentiría avergonzado de tener un mono como su antepasado, pero estaría avergonzado de un hombre brillante que se entrometía en cuestiones científicas, de las cuales no sabía nada (John W. Klotz, “Ciencia y religión,” en los estudios en la creación, 1985, págs. 45-46).
Con un comentario n frágil como pretexto, los evolucionistas en Inglaterra se convirtieron en una potencia que los científicos temían oponer. Aprenderemos que ridículo sobre el ridículo, a través de la prensa pública, logró los mismos resultados para los evolucionistas estadounidenses en Dayton, Tennessee, en 1925.
En el siglo XX, agencias gubernamentales estadounidenses, trabajando en estrecha colaboración con la * Federación Nacional de ciencia y organizaciones afines, han canalizado los fondos para la investigación a las universidades dispuestas a intentar encontrar evidencias de la evolución. Hasta el presente, los teóricos todavía están tratando de controlar a los científicos.
Desde ese momento, los evolucionistas coparon el mundo de los científicos y han plantado y falseado en innumerables veces los hallazgos científicios de la historia, para tratar de encontrar falsa evidencia de su teoría evolutiva. Ya hemos hablado antes de los mas de 14 ”hombres –monos “ que fueron expuestos en la historia de la Evolución que luego se mostró que eran solo huesos falsificados de simios modernos y hombres contemporáneos y tuvieron que ser eliminados del árbol evolutivo en esta revista. Pero existe otra vertiente en este concepto evolutivo; la idea de que Dios no creo el mundo y el universo , sino que la vida vino del espacio. En un próximo artículo en esta serie hablaremos sobre este tema. Pero sirva como ejemplo ahora lo sucedido con el meteorito Orgueil.
El meteorito Orgueil (1861) fue uno de los muchos engaños perpetrados, para impulsar la causa de la evolución. Alguien insertó varios microbios muertos y luego lo cubre con una superficie que parece como de un meteorito. El objetivo era mostrar que la vida vino del espacio exterior. Pero el engaño fue descubierto más adelante (* Scientific American, enero de 1965, p. 52). Un considerable número de engaños ha ocurrido desde entonces. Los evolucionistas, que trabajan desesperadamente, han intentado proporcionar evidencia científica de que no existe. En los mediados de los 1990, un meteorito “de marte” con “organismos muertos” fue anunciado en la prensa. Pero dejó fuera las conclusiones de científicos competentes, de que el “descubrimiento” era altamente especulativo. Y claro, Ya antes hemos establecido que Darwin plagió las ideas evolutivas de su amigo Wallace. Lo que luego llevo a la ruptura de esa amistad sin embargo fue que Russell Wallace, eventualmente se dió cuenta que el cerebro humano era demasiado avanzado para ser producido por los procesos evolutivos (Loren C. Eiseley, “Estuvo equivocado Darwin sobre el cerebro humano?” 211:66 Revista Harper-70, 1955).
Asa Gray fue el primer líder defensor evolucionista teórico en América, para la época cuando Darwin estaba escribiendo sus libros. Gray, un presbiteriano, trabajó estrechamente con * Charles W. Eliot, Presidente de Harvard, en la promoción de la evolución como una “enseñanza cristiana”, sin embargo, enseñanza de largas edades y el libro de Génesis como una fábula.
El Challenger fue un barco británico enviado para encontrar pruebas, en el fondo del océano, de los cambios evolutivos. Durante su viaje de 1872-1876, llevó a cabo un dragado en el lecho marino, pero no encontró fósiles en el fondo del océano. Por entonces, era obvio para los evolucionistas que no existían fósiles de “”transición” en tierra o en mar, sin embargo, guardaron silencio sobre el asunto. Al pasar los años, teorías, engaños, falsas proclamaciones y burlas, favoreciendo la evolución, se difundieron en el extranjero; pero cuando las pruebas científicas, cuando se encuentran, las refutan se mantienen ocultas.
Y así , la conversación con mi hijo muestra porque LA PALABRA CREATIVA es algo necesario. En una reunión con la junta Directiva de mi Iglesia me expresaron el “”problema” que representaba para la Iglesia cuando sus jóvenes ingresaban a la universidad y venían con dudas sobre la creación frente “a la evidencia científica “ que les enseñan en la universidad. Claro siendo yo: Un médico, científico y maestro de Ciencias, estoy en la mejor disposición de enseñar a nuestros jóvenes como se trata de disfrazar la mentira evolutiva con la palabra ciencia y como la verdadera ciencia desmiente a la evolución.
Dr. Luis Ariel Ortiz
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